La encina posee una gran variedad de usos etnobotánicos desde diferentes puntos de vista. Su madera ha sido muy precida como combustible por su alta capacidad calorífica. Además su corteza, como la de otras especies de Quercus se utilizaba para el curtido de pieles.
Los frutos y hojas de la encina sirven como alimento del ganado, principalmente porcino, mientras que las personas también las han consumido durante épocas de más necesidad ya que su sabor no suele ser muy agradable al paladar. Con los frutos se elaboraba un tipo de harina.
Además de los usos anteriore, posee valor medicinal como astringente, antidiarrético, antiinflamatorio y cicatrizante; utilizándose con este fin la corteza y sus brotes tiernos.
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